Querido médico de atención primaria:
Independientemente de que seas hombre o mujer te quiero comentar un par de cosas.
En primer lugar decirte que entiendo tu situación de estrés y el hecho de tener consultas masificadas donde tienes pacientes cada 3-5 minutos sin darte posibilidad de atenderlos de forma adecuada.
Dicho esto, me gustaría comentar que si bien entiendo que ves cosas más y menos graves, para cada paciente su afección es grave, sobre todo si no sabe el origen de la misma y ésta incluye dolor.
Por otro lado, entiendo que todos tenemos días buenos y malos. No obstante, en un trabajo de cara al público como es el suyo, debe usted tener cierta empatía con sus pacientes. Dar los buenos días, no desdeñar la preocupación del paciente, dar explicaciones si procede...
En mi caso particular, hoy lunes he respondido a preguntas que quizá se me debieran haber hecho el viernes; he tenido que justificarme ante usted porque ha dado por supuesto que mis visitas a urgencias eran innecesarias, he tenido que aguantar miradas de desprecio y que usted me saque de su consulta para atender a otros pacientes sin haberme atendido con la explicación "no me abren los expedientes, espera fuera un poquito" lo que resulta en más de una hora de espera y así suma y sigue.
No voy al médico por capricho, de hecho paso meses sin acudir y cuando lo hago, habitualmente es porque no puedo desempeñar mi trabajo debido a una afección o porque veo en riesgo mi salud general.
Dicho esto, me gustaría que entendiese que para mí, mi enfermedad/dolor/cuadro sintomatológico es importante y me asusta y si voy al médico es porque necesito que alguien me diga que lo que tengo se puede solucionar y cómo. Tratándome como a un charco y sin ningún tipo de empatía está usted creando un problema mayor, porque yo como paciente dejaré de confiar en usted.
La desconfianza en el diagnóstico de un médico de atención primaria contribuye a saturar las urgencias y a degenerar en un círculo de tramitaciones donde el paciente irá médico tras médico hasta encontrar uno que le trate bien.
No quiero decir con esto que tratar bien a un paciente sea darle lo que pida, pero si tengo dolor, me cuesta caminar y tengo la pierna hinchada cuando anteriormente no me había pasado, difícilmente será un dolor crónico generado por una lesión de hace 5 años.
Aprenda a ver que estoy asustado, porque no poder moverme bien y el temor a empeorar impide que pueda acudir o desempeñar correctamente mi trabajo; el no poder desempeñar mi trabajo me asusta ya que el estar enfermo puede ser a día de hoy una causa de despido y si me despiden, me faltará dinero para comer.
La solución pasa por,acudir enfermos a nuestros puestos de trabajo realizando de esta forma un desempeño mediocre y empeorando hasta que no se pueda más. Si un catarro se ataja con descanso y medicación los primeros días solo hará falta que nos ausentemos del trabajo dos o tres días, mientras que si acudimos y forzamos nuestro cuerpo, probablemente la afección empeore haciendo que acabemos una semana en casa dependiendo de otros y con el trabajo de esos 3 primeros días mal hecho.
Todo esto se solventaría con una sencilla palabra, confianza. Si confiasemos en nuestro médico y el confiase en nosotros y si no utilizásemos a las personas como instrumentos a usar hasta que se rompan, momento en que las desechamos, la gente sencillamente sería más feliz y posiblemente menos propensa a caer enfema.
Besitos a ellas y a ellos si se dejan.
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