Tras más de un año sin publicar por aquí, me veo con el ánimo encendido, paro la reproducción de la serie q estoy viendo, enciendo la cachimba y me dispongo s escribir de nuevo una reflexión.
Este blog es de opinión personal y por tanto, en el voy a expresar una opinión con la que se puede estar de acuerdo o en desacuerdo, pero si quieres comentarlo, cuida tu lenguaje y expresión porque borraré cualquier comentario fuera de tono o agresivo, incluya o no descalificativos.
La reflexión que hago hoy no es nueva, ya se han visto artículos similares en otras páginas y su base viene de los artículos y comentarios que veo en redes sociales.
El primer tema que me confunde es el feminismo/igualdad. Yo estoy a favor de la igualdad, en todos los aspectos, económicos, sociales y personales. Sin embargo, cada vez me resulta más frecuente ver artículos, vídeos y publicaciones extremistas que condenan s la sociedad y al hombre de forma generalizada. Es cierto que nuestra sociedad es machista. Pienso que vamos mejorando, poco a poco. Es cierto también como comentaba en un vídeo visto en redes sociales que el radicalismo no ayuda al cambio; a este respecto, no podemos cambiar una educación, errónea pero muy enraizada, de un día para otro. A un hombre que lleva 40 años comportándose con cánones aprendidos, no le puedes cambiar el paradigma vital en una semana, no digo que no haya que hacerlo, si no que va a ser algo lento y difícil. Por otro lado los actos provocativos y revindicantes se pueden llevar a cabo sin necesidad de ser estrambóticos o de mal gusto. Por último esta sección social que apoya de forma radical el feminismo no aboga por lo que pienso que es la mejor opción y que empieza a dar frutos aunque hace unos años pareciese utópica. La educación en valores igualitarios de las nuevas generaciones. Es mucho más sencillo y esperanzador de lo que parece gastar esfuerzos en educar a los niños de hoy en una sociedad igualitaria que señala los errores actuales e indica el camino correcto. A un niño le puedes educar para que trate igual a un chico o una chica y respete a todas las personas independientemente de su sexo; a un señor de 50 años se lo puedes decir, y el va a hacer lo que le de la gana y ya aprendió cuando tenía 6.
Respecto a esta reacción sobre gente que tiene una idiosincrasia aprendida (repito que errónea en mi opinión) quiero llamar la atención ante los actos de violencia de género y abusos.
Todo tipo de violencia de género y abuso sexual es despreciable. Dicho esto, y quiero que se mantenga en mente, la sociedad ha tendido a volcarse en reacciones desmedidas. Pongo un ejemplo para referirme a ello:
Hace pocos días salía a la luz la noticia de una mujer soldado supuestamente drogada y violada por compañeros del ejercito (pongo el supuestamente no porque no lo crea, que lo creo, si no porque aún no hay sentencia al respecto.) Este acto es realmente despreciable y horrendo y aunque a mi pesar es bastante posible que el ejército lo meta bajo la manta y acabe liberando a los perpetradores, creo que deberían ser juzgados y privados de libertad así como expulsados del ejército con deshonor. No obstante he leído comentarios absurdamente agresivos y desproporcionados hablando de mutilar a estos hombres y violarles con sus propios miembros antes de darles muerte. ¿CUÁNDO HEMOS VUELTO A LA EDAD MEDIA? El delito es grave, en efecto. Pero para eso hay un sistema judicial. Si buscamos una mejora y una evolución próspera en la sociedad, la tortura, el ensañamiento y la vejación para dar ejemplo, no son el camino a seguir. Buscamos mejorar la sociedad y educar en igualdad, pero el castigo de los perpetradores no es acorde al daño o posibilidad de educar, es acorde a nuestro primario instinto de venganza y gusto por ver sufrir al prójimo. No defiendo a los acusados, ni mucho menos, si han hecho eso, hay que castigarles de forma severa. Pero no cortemos la mano de un ladrón, enseñemosle a usarla para trabajar e impidamos que vuelva a robar. Porque el criminal no ha tenido respeto por sus semejantes, pero como sociedad civilizada, debemos ver al criminal como una persona, y prevenir que vuelva a actuar mal, pero sin dejar de ver que aunque no sea buena persona efectivamente es una persona como tú o como yo. Si todos somos iguales. No debemos reducir nuestro pensamiento a la furia y la venganza por un acto ya que entonces somos nosotros los que estamos dejando de ser personas.
Seguiría con otros temas respecto a la involución a la que nos llevan los radicalismos, pero esto se ha hecho muy largo.
Besitos a todos y todas.
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