Hoy he estado en urgencias. No preocuparos, no ha sido nada grave. Ayer me puse las lentillas y el ojo derecho se me empezó a poner rojo como un tomate adquiriendo la parte blanca un tono amarillento que en principio parecía causado por el cansancio, pero esta mañana al levantarme, resulta que no se me había ido y se había reproducido en parte en el otro ojo de modo que con mi dolor y escozor, he decidido pasar por el centro de salud; total: conjuntivitis., una semana de gotas y se me irá.
Por lo demás ha sido una semana tranquila. llena de pequeñas cosas, he reclamado un pedido de Internet (como no). He cobrado por fin mi finiquito (un fiasco pero por lo menos me dará para terminar el mes).He enviado muchos currículos... Y para todos aquellos que aún se lo pregunten: no, no gané el concurso de relatos. aunque me siento ganador emocional
El viernes pasaron por Zaragoza dos profesoras mías del instituto y estuve un rato con ellas, fue un momento agradable y me hizo recordar viejos momentos que siempre estarán ahí.
Hoy quiero dedicar la entrada a medias a ese sentimiento de recuerdo, a esos momentos de inocencia (o no tanta inocencia) de nuestra adolescencia. cuando conocemos amigos que después duran años, cuando empezamos a conocer la vida y nos llevamos los primeros palos, las primeras alegrías...
Y la otra mitad a las cosas que podremos hacer y que haremos en base a esos recuerdos y esas esperanzas que ni hemos perdido ni perderemos porque aún nos queda mucho por delante.
También quiero dedicar esta entrada a todos aquellos que formaron parte en mi vida cuando comencé a disfrutarla y también a aquellos que estuvieron ahí cuando tuve momentos malos o peores. La distancia del tiempo cura, agranda e idealiza los momentos antiguos y dice el poema que cualquier tiempo pasado fue mejor, no creo que sea cierto pero hay un pequeño deje de nostalgia en la vida que no se debe perder, ese toque de inocencia de capacidad para descubrir lo nuevo ese sentimiento de lucha cuando uno quiere conseguir algo y aún no sabe qué.
yo no siempre he tenido mi futuro claro, y de hecho a día de hoy , son pocos los puntos fijos que me atan pero existen y la forma en que los vamos anclando, forjando nuestro presente y futuro, son el alma que nos hace ser quien somos.
Por otro lado el destino no está fijado y las pequeñas cosas de hoy son las grandes victorias del ayer o del mañana, por eso os quiero regalar una canción que hace una leyenda de algo que muchos hemos pensado en algún momento que era un imposible. pasad un buen fin de semana y ya sabéis, no seáis buenos que es muy aburrido.
P.D.: partido Barcelona - Madrid: que pena que no haya quedado empate a cero con 22 lesionados
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