Acabo de encender la cachimba mientras pensaba en el tiempo que llevamos de año. Yo en particular, acabé el año pasado con un sentimiento agridulce, y he empezado éste más bien de forma similar.
Ante todo quiero daros las gracias a los que seguís leyendo mis desvaríos que normalmente no tienen una rutina temporal estable incluso aunque me lo propongo cada vez que escribo.
En esta ocasión y tras posponer la entrada debido a problemas de salud propios y familiares, he decidido hablar de gente tóxica.
Está de moda desde hace algún tiempo denominar tóxica a gente que por uno u otro motivo no queremos en nuestra vida porque nos hace daño. Pero... ¿está bien denominar a la gente así?
En lo que va de año he visto esta denominación ya tres veces en redes sociales de forma pública, una de ellas refiriéndose directamente a mi persona, y eso me ha hecho reflexionar sobre el asunto.
¿Qué es una persona tóxica?
Pues bien, la gente tóxica, a mi entender, es aquella que nos hace daño cuando está cerca, que nos lleva a hacer cosas que de motu propio no haríamos porque las consideramos dañinas para nosotros mismos o para otros. Llegando a esta consideración, la toxicidad de alguien también está presente en la combinación.
Pues bien, la gente tóxica, a mi entender, es aquella que nos hace daño cuando está cerca, que nos lleva a hacer cosas que de motu propio no haríamos porque las consideramos dañinas para nosotros mismos o para otros. Llegando a esta consideración, la toxicidad de alguien también está presente en la combinación.
Mucha gente no es tóxica de por sí sino cuando se junta con determinado elemento (química básica) y puede, sólo puede que nosotros seamos los artífices de la toxicidad. Me explico:
Uno de mis lemas de vida es "Jamás obligo a nadie hacer algo que no quiera". Esto no implica que no vaya a intentar convencer alguien de quedarse a tomar una copa más o que no vaya a expresar mi opinión sobre lo que yo haría si fuese tú en determinadas circunstancias, no obstante la decisión será tuya y sólo tuya; mi participación será influyente en el grado que tú elijas. De este modo la "toxicidad" que mis actos o palabras tienen sobre ti es únicamente lo que tú quieras tomar de ellas, sabiendo yo que aquello que haga lo he hecho con buena intención (eso lo tengo claro porque soy yo el que lo hace)
Llegado este punto, creo que la gente es tóxica si queremos que lo sea. Yo no creo ser tóxico para nadie puesto que aunque hay veces que tengo un carácter reprobable, no tengo esa inquina necesaria para pensar en dañar a los demás.
Por tanto y para finalizar, insto a todo aquel que lo desee a pensar si esa persona que considera tóxica no será sencillamente un reflejo de nuestra propia autotoxicidad, ya que normalmente los que más daño nos hacemos somos nosotros mismos.
Ya sabéis, comentarios bienvenidos sean a favor o en contra pero siempre desde el respeto y la argumentación.
Besitos para ellas y para ellos, si se dejan
Interesante reflexión. Es cierto que en ocasiones "nos dejamos convencer", pero es igual de cierto que existe mucha gente que tiene la intención de dañar.
ResponderEliminarTal como yo lo veo, la toxicidad de una persona o de un acto (no ser una persona tóxica no te exime de comportarte de ese modo alguna vez, igual que no ser gilipollas no te salva de cometer alguna gilipollez) la marca su intención de dañar y manipular, al margen de si la reacción surte o no efecto. Una persona tóxica no daña, busca dañar.
Si nos dejamos convencer sabiendo que eso no nos conviene, la reflexión sobre nuestras relaciones la debemos empezar de puertas adentro.
Justamente es a eso a lo que me refiero, que si bien hay gente que sí tiene intención (lo logre o no) de dañar y es gente que se puede considerar "tóxica"; muchas veces tenemos que ver la circunstancia en que acusamos de ello y valorar si no somos nosotros mismos quienes estamos generando esa toxicidad
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